Los representantes de las fuerzas alternativas de Venezuela pretenden abandonar la estrategia de boicot al proceso electoral, a la que se han adherido desde hace varios años. El bloque de los mayores partidos de oposición “Plataforma Unitaria” anunció que participará en las elecciones regionales del 21 de noviembre. ¿Quién será el líder de la oposición venezolana esta vez? ¿Se debería esperar cambios globales en este país latinoamericano?
El 21 de noviembre, en Venezuela se celebrarán elecciones regionales para jefes de poder ejecutivo local, así como para diputados de órganos representativos regionales y municipales. Por primera vez en los últimos tres años, la oposición decidió alejarse de su táctica de “boicotear” el proceso electoral. Después de que Nicolás Maduro (Nicolás Maduro Moros) ganó las elecciones presidenciales en 2018, las fuerzas alternativas ignoraron los procesos electorales, alegando que su resultado estaba predeterminado en cualquier caso.
Sin embargo, el 31 de agosto, la coalición de fuerzas alternativas “Plataforma Unitaria de Venezuela” anunció oficialmente que pretende sumarse a la batalla por el electorado. En un comunicado, la “Plataforma Unitaria de Venezuela” enfatizó que tomaron esta decisión con el fin de “motivar al pueblo venezolano”. La oposición espera que las próximas elecciones ayuden a llegar a un consenso nacional, así como a elecciones presidenciales y parlamentarias libres.
Cabe recordar que la coalición “Plataforma Unitaria” está formada por cuatro partidos, entre ellos el partido de Juan Guaidó (Juan Gerardo Guaidó Márquez), “Voluntad Popular” (VP), y la alianza política del exgobernador del Estado Miranda, Henrique Capriles (Henrique Capriles Radonski), “Primero Justicia” (PJ). El representante del partido “Voluntad Popular” (VP) es conocido por la comunidad mundial desde principios de 2019, cuando en enero, en medio de prolongadas protestas contra el actual Gobierno, se autoproclamó Jefe de Estado. Luego fue reconocido por los Estados Unidos, Canadá y varios países europeos. Posteriormente, con la participación directa de Juan Guaidó, se preparó una serie de intentos para acabar con el régimen del Presidente Nicolás Maduro, incluso a través de un “escenario” militar. A pesar de esto, el Gobierno de Maduro logró retener el poder y el rating de Guaidó comenzó a caer gradualmente. Según varios expertos, es poco probable que el activista pueda unir a la oposición en las próximas elecciones.
Refiriéndose a los dos líderes de la oposición más destacados, hay que detenerse en cada uno de ellos. En cuanto a Juan Guaidó, según el politólogo venezolano, rector de la Universidad de Caracas (Unexca), Alí Rojas Olaya (Alí Ramón Rojas Olaya), definitivamente no es un líder y nunca lo fue, ya que Guaidó no gozaba de mucho apoyo entre la población. El investigador español José Antonio Egido cree que la fuerza de Guaidó provino del hecho de que fue proclamado el “Jefe” de Venezuela por el ex Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y su asesor John Bolton (inglés – John Robert Bolton II ) en 2019. Sin embargo, según Egido, este activista nunca ha contado con el apoyo de la mayoría de la población. De hecho, fue elegido diputado del Estado de Vargas en 2015 con un voto de 30.000 ciudadanos y así se convirtió en el segundo diputado más grande de esta circunscripción. Es destacable comparar tales posiciones con los 8 millones de votos que recibió Nicolás Maduro en las elecciones de 2018.
Otro líder de las fuerzas alternativas en Venezuela es el exgobernador del estado Miranda Henrique Capriles, quien siempre ha llamado a la oposición a participar en las elecciones, siendo una figura mucho más comprometida que, por ejemplo, Guaidó. También es interesante que todos los expertos coinciden en que la participación de la oposición “Plataforma Unitaria” en las próximas elecciones puede convertirse en un escenario sumamente exitoso para el propio Nicolás Maduro, pues ahora tiene un argumento a favor de que el sistema político en el país está funcionando, y a través de herramientas democráticas. En cuanto al resultado de las elecciones, los analistas políticos creen que es muy pronto para hablar de cambios globales en el país latinoamericano. Sin embargo, hay que esperar algunas actualizaciones.
Otro factor adicional que influyó en el alineamiento político de fuerzas en Venezuela fueron las negociaciones entre la oposición y el Gobierno iniciadas en agosto de este año. En México, con la asistencia de Noruega el 13 de agosto, las partes ya lograron concluir un Memorando de Entendimiento. Las fuerzas alternativas y el actual Gobierno de Venezuela coincidieron en la necesidad de garantizar el respeto a los derechos políticos, levantamiento de sanciones, no violencia, protección de la economía y la posibilidad de participación democrática en las elecciones. Además, las partes acordaron el tema de ratificar y proteger la soberanía de los territorios a lo largo de la margen izquierda del río Esequibo, que es controlado por Guyana, y también acordaron canalizar los activos externos del país a su regreso a la salud. Los participantes en el proceso se reunieron nuevamente en México del 3 al 6 de septiembre y acordaron que la próxima ronda de negociaciones se llevaría a cabo en la Ciudad de México del 24 al 27 de septiembre.
La semana pasada, Nicolás Maduro ya anunció oficialmente que su delegación tiene la intención de exigir el levantamiento de las sanciones económicas (incluso contra el petróleo estatal) impuestas por los Estados Unidos contra Venezuela hace más de tres años. Como señaló el Presidente vigente en su comunicado, las autoridades presentarán un plan que contendrá todas las condiciones necesarias para la restauración de la economía venezolana. Los participantes en el proceso de negociación de la oposición planean, en primer lugar, discutir las próximas elecciones presidenciales, que se celebrarán en 2024, y lograr la liberación de los presos políticos.
Hoy, la situación política en Venezuela se asemeja a un “péndulo” que se detiene en la anticipación. En primer lugar, la participación de Juan Guaidó en el proceso de negociación que se ha puesto en marcha refleja principalmente el reconocimiento por parte de la comunidad internacional de la legitimidad del Gobierno de Maduro, así como la posibilidad de crear condiciones para el nuevo liderazgo de los EE. UU. y la UE para levantar las sanciones económicas del país latinoamericano. Cabe señalar que en la actualidad la oposición se encuentra dispersa y aún no ha desarrollado una posición unificada, por lo que ahora la iniciativa ha sido interceptada por el actual Gobierno.
En cuanto a Maduro, las negociaciones fueron una “lucrativa” oportunidad para demostrar que logró retener el poder en el país. Por otro lado, para las fuerzas alternativas, es una forma de cambiar de táctica y fortalecer posiciones en la arena política de Venezuela. Sin embargo, en cualquier caso, el diálogo entre las partes en conflicto puede convertirse en el primer paso hacia la reconstrucción del país, que vive una prolongada crisis estructural en los últimos años.