Este noviembre cumple el vigésimo aniversario del acrónimo “BRIC”, propuesto por primera vez por el analista Jim O’Neill, que describió el potencial económico de Brasil, Rusia, India y China. ¿Qué predicciones existen hoy sobre el foro de los Estados líderes con economías emergentes? ¿Cómo ha cambiado la dinámica de la asociación en los últimos años?
Por primera vez en la nota analítica del Banco “Goldman Sachs” en noviembre de 2001, cuyo autor era Jim O’Neill, se introdujo la abreviatura “BRIC” (B – Brasil, R – Rusia, I – India, K – China). A pesar de las frecuentes interpretaciones de “Building Better Global Economic BRIC” (español – Construyendo mejores BRIC económicos globales), la idea principal del artículo no era predecir el crecimiento económico continuo de los países mencionados o presentar el atractivo de un nuevo modelo de integración. La conclusión obvia de O’Neill fue que el probable crecimiento de la participación de las economías de los países del BRIC en el PIB mundial tendrá importantes consecuencias para todo el sistema de gobernanza global.
En referencia a esta nota, cabe recordar que 2001 fue el tercer año después de la introducción del euro, y el autor intentó analizar la validez del argumento de que países europeos tan grandes como Francia, Alemania e Italia deberían estar representados en el G7, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otras organizaciones de manera conjunta, no unilateral. Así, de acuerdo con esta lógica, se abre espacio para nuevos actores económicos. En su trabajo, Jim O’Neill propuso cuatro escenarios de desarrollo diferentes, analizando cómo sería la economía mundial en 2010. Además, en cualquier caso, se asumió que la participación de los países del BRIC en el PIB mundial aumentará.
Resumiendo la primera década, es bastante obvio que el período de los años 2000-2010 para los países del BRIC, resultó ser incluso mejor en términos absolutos y relativos de lo que O’Neill había planeado. Sin embargo, casi no hubo transformaciones visibles en las estructuras de gobernanza global antes de la crisis financiera de 2008. Aunque la Cumbre del G20 se fundó en 2008, ha habido algunas reformas en el FMI y el Banco Mundial, el cambio global requirió un desastre económico real.
En relación con la adhesión de Sudáfrica a los países del BRIC el 18 de febrero de 2011, la abreviatura adquirió otro jugador: BRICS, y estos cinco Estados formaron un nuevo “club geopolítico”. Si bien varios analistas señalan que este desarrollo de eventos fortaleció el concepto original de asociación de integración, al final no se logró mucho. Los expertos creen que desde entonces no ha habido avances significativos en el marco de la gobernanza global general, incluso frente a una pandemia que estalló en todo el mundo en 2020.
Hasta la fecha, todas las cifras del PIB para 2020 para todos los países aún no se han publicado, sin embargo, ya se puede predecir que en la mayoría de las regiones el PIB real y nominal será notablemente más bajo que en 2019, y hablando de tales participantes en el foro de los Estados líderes con economías en desarrollo como Brasil, India y Rusia, son significativamente más pequeñas. En el caso de los BRICS, una excepción puede ser China, donde se proyecta que el PIB crecerá un 5% en promedio y, como resultado, dicho crecimiento en el contexto de la lucha contra COVID-19 aumentará aún más su participación en el PIB mundial.
Al despedirse de su cargo, el 19 de enero, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Michael Pompeo, agradeció a los líderes de Brasil e India por su ayuda para desacreditar a los BRICS. En su cuenta de Twitter, Pompeo escribió: “¿Se recuerdan de los BRICS? Bueno, gracias a Jair Bolsonaro y Narendra Modi, “B” y “I” se dieron cuenta de que “C” y “R” son una amenaza para sus pueblos”. Durante los últimos cuatro años, Pompeo ha sido uno de los críticos abiertos de Beijing y Moscú.
El Exsecretario de Estado aprovechó todas las oportunidades para destacar las violaciones de derechos humanos cometidas por China contra los musulmanes uigures y otras minorías étnicas. Pompeo estaba “en la primera línea” de la lucha de la Casa Blanca con China e Irán. El mes pasado, los Estados Unidos reintrodujo un “nuevo paquete” de sanciones contra varias empresas rusas y chinas que, según la administración de Donald Trump, están cooperando con las fuerzas militares de los dos países. Hasta la fecha, 58 organizaciones chinas y 45 rusas han sido incluidas en la lista “negra”.
La lucha contra un virus peligroso y las consecuencias económicas de la pandemia pusieron fin a la década 2011-2020 que, a diferencia de la anterior, resultó menos exitosa y fructífera. Analizando el panorama de los países del BRICS, a juzgar por los datos de los últimos años, cabe señalar que la participación de Brasil y Rusia en el PIB mundial ha vuelto al nivel de 2001. A pesar de que India fue la quinta economía más grande del mundo, este país asiático ha pasado por varios años muy difíciles. En cuanto a China, que ha logrado un progreso significativo durante la última década, con un PIB nominal de más de $ 15 billones, la economía china es en promedio 15 veces más grande que en 2001.
Según los analistas, hoy la economía de China es tres veces el tamaño de las economías de Alemania y Japón, y casi cinco veces el tamaño de las economías de India y el Reino Unido. El Imperio Celestial está alcanzando el nivel del 75% de la economía estadounidense y en la próxima década tiene todas las posibilidades de convertirse en el más grande del mundo (hablando en términos nominales, ya que la economía china ya ha alcanzado este estado en términos de paridad de poder adquisitivo).
La pregunta del año 2001 “¿Qué necesita realmente la comunidad mundial?” todavía permanece abierta. A pesar de que la última década resultó ser difícil y decepcionante para los miembros de la asociación de integración como Brasil y Rusia, el pronóstico sigue siendo que en la nueva década el grupo del BRICS podrá transformarse económicamente en un “G7” en escala. Si se restablece el comercio internacional y continúan los flujos de inversión y financieros entre los países del BRICS y el mundo en su conjunto, ese crecimiento podría beneficiar a todos.
En la nueva década, muchos aspectos del equilibrio geopolítico de poder dependerán directamente de quién pueda demostrar el liderazgo político necesario para fortalecer el sistema de gobernanza internacional. Con respecto a este tema, la segunda década de los BRICS se ha vuelto bastante controvertida. Hoy, las relaciones entre Occidente, por un lado, y China con Rusia, por otro, son muy tensas, aunque la celebración de un acuerdo de inversión entre la UE y China a finales del año pasado da esperanzas de un cambio parcial de humor en este diálogo.