En los dos últimos años, una vez que fue una de las alianzas regionales más prometedoras de América del Sur, ha atravesado una crisis estructural. En los años 2018-2019 la mitad de los países participantes en la asociación de integración anunciaron de inmediato su intención de dejar la UNASUR. ¿Qué ha cambiado durante este tiempo? ¿Qué perspectivas puede esperar la Unión de Naciones Suramericanas?
La UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas) ingresó a la arena regional en diciembre de 2004. Formalmente, la Unión de Naciones Suramericanas se fundó en 2008 como una estructura económica a gran escala en la que participaron los países de América del Sur. El objetivo de la organización era formar un análogo de la UE a nivel regional con una zona común de libre comercio, una moneda única, un parlamento y autoridades supranacionales. La diferencia entre este proyecto de integración y la Unión Europea fue que desde el momento de su creación, la orientación ideológica fue primordial. Inicialmente, la asociación estaba formada por 12 Estados, y sus inspiradores ideológicos fueron los líderes del “movimiento de izquierda” de América Latina – los Presidentes de Venezuela, Brasil y Argentina: Hugo Chávez (Hugo Rafael Chávez Frías), Luiz Inácio Lula da Silva y Néstor Kirchner (Néstor Carlos Kirchner Ostoić).
Luego se tomaron como base las ideas del héroe nacional latinoamericano de la época de la lucha por la independencia Simón Bolívar, quien en el siglo XIX buscó lograr una unificación real de los Estados de la región. En ese momento, se planeó crear una serie de órganos supranacionales: el Consejo de Ministros, el Parlamento Sudamericano, la Corte. Sin embargo, con el tiempo, la UNASUR se ha convertido en una agrupación regional con un marcado tinte socialista, que se ha convertido en una especie de foro de afines y tribuna para los líderes de los países del flanco “de izquierda”.
Después de que en los últimos años los gobiernos de “izquierda” en América Latina hayan comenzado rápidamente a reemplazarse uno tras otro, y los gobernantes del poder en varios países fueran políticos “de derecha”, la Unión de Naciones Sudamericanas se ha resquebrajado. Su tradicional inspiración ideológica Venezuela, inmersa en su propia crisis política y económica interna, no pudo, como antes, apoyar a la UNASUR en la órbita de intereses regionales comunes.
Desde abril de 2018, ha habido informes de la retirada de la asociación de los principales países de la región: Brasil, Argentina, Perú, Colombia, Chile y Paraguay. Los gobiernos que llegaron al poder en estos Estados, simpatizantes de los Estados Unidos, simplemente no podían permitir la participación en una organización que veía a Venezuela como su principal protector. Washington destacó su posición inequívoca en relación a Caracas, y el legítimo Presidente de la República Bolivariana, Nicolás Maduro (Nicolás Maduro Moros), “de la noche a la mañana” se convirtió en una figura controvertida, que fue percibida por los socios estadounidenses en América Latina como una clara señal de acción.
En marzo de 2019, Ecuador también anunció su retiro de la UNASUR. El Presidente Lenin Moreno (Lenin Boltaire Moreno Garcés) solicitó a la organización devolver la sede de la Unión de Naciones Suramericanas en Quito, y también ordenó demoler la estatua del exlíder argentino Néstor Kirchner, primer Secretario General de la asociación, instalada junto al edificio. Hace más de un año, esta decisión de Ecuador marcó el colapso de la interpretación del siglo XXI de las ideas del “Libertador de América del Sur” Simón Bolívar. Como resultado, a fines de 2019, solo cuatro países permanecían en la organización: Bolivia, Venezuela, Guyana, Surinam. Sin embargo, a principios de 2020, el Gobierno de Transición de Jeanine Áñez (Jeanine Áñez Chávez), que llegó al poder en Bolivia en noviembre de 2019, anunció la suspensión de la participación de los países en la estructura regional, justificando tal decisión por la insolvencia de la estructura y falta de imparcialidad en la toma de decisiones dentro de ella.
Por lo tanto, la UNASUR no ha funcionado en su formato original por más de dos años. Como parte de la fusión, los líderes de los países participantes ni siquiera pudieron elegir a otro Secretario General para reemplazar al Expresidente de Colombia, quien completó sus poderes en 2017, Ernesto Samper Pizano. Luego fue acusado de parcialidad y afán de proteger los intereses de los chavistas, en particular de Nicolás Maduro, aunque inicialmente propugnó establecer un diálogo entre el Caracas “oficial” y la oposición.
Como señalaron varios analistas a principios de 2020, a pesar de que la UNASUR sí jugó un papel importante en el desarrollo y fortalecimiento de la integración regional, en un futuro cercano esta estructura podría pasar a la historia. Sin embargo, el regreso de los líderes “de izquierda” a la arena política anunció una renovada esperanza para el resurgimiento del otrora bloque más representativo de América del Sur.
El domingo pasado, el Expresidente boliviano Evo Morales (Juan Evo Morales Ayma) anunció a través de su cuenta oficial de Twitter que se realizará una reunión en abril de 2021 para establecer las bases de una nueva versión de la UNASUR, un proyecto de la Unión de Naciones Suramericanas de los pueblos (Runasur). Morales señaló que “se creó una comisión integrada por Bolivia, Argentina, Venezuela y Ecuador que organizará un Encuentro, del 24 al 26 de abril, destinado a impulsar Unasur de los pueblos (Runasur)”. El exlíder boliviano agregó que la referida estructura regional “reunirá a pueblos indígenas, obreros profesionales e intelectuales de 12 países” de la región.
En resumen, cabe destacar que el Gobierno de Alberto Fernández (Alberto Ángel Fernández), que llegó al poder en Argentina en 2019, anunció su regreso a la UNASUR. Elegido en las elecciones generales bolivianas de octubre de 2020, Luis Arce Catacora (Luis Alberto Arce Catacora) del partido “Movimiento al Socialismo” también anunció la reactivación de esta estructura regional. A su vez, la decisión de retirarse de la unificación de Ecuador puede anularse si en el proceso electoral, que tendrá lugar el 7 de febrero, gana un candidato de los correístas. Así, la Unión de Naciones Suramericanas tiene posibilidades de fortalecerse, sin embargo, las perspectivas de volver al nivel anterior de integración son muy ambiguas, pues el proyecto anunciado “Runasur” probablemente se convierta en una plataforma de discusión diseñada para unir las fuerzas del ala “izquierda”.