No, no estamos hablando de la famosa pintura “Cuadrado blanco” de Kazimir Malevich en el género del suprematismo también conocido como “Blanco en blanco”, sino del drama del director chileno-español Théo Court “Blanco en blanco”.
Para crear este largometraje sobre el genocidio de la población indígena de Tierra del Fuego el cineasta se inspiró mediante fotografías que muestran el exterminio de los aborígenes a fines del siglo XIX y XX por parte de los colonos que estaban desarrollando las tierras de la Patagonia. Habiendo visto fotografías de hechos trágicos, Théo Court decidió destacar el tema de la barbarie interna de la sociedad “moderna”.
“Cuando vi por primera vez las fotografías de una masacre del pueblo selk’nam perpetrada por Julio Popper en Tierra del Fuego, me llenaron las preguntas: ¿Quién tomó estas fotografías? ¿Quién participó, como voyeur invisible, en estos eventos? La tierra fue lo siguiente que me llamó la atención: una zona llena de vastas e infinitas llanuras, un sitio marcado por la barbarie y la supervivencia en condiciones extremas.”
Théo Court
Para los indígenas de Tierra del Fuego se realizó una caza sancionada de facto por las autoridades. Los pastores locales pagaban generosamente a los mercenarios por las orejas, las manos y las cabezas de los muertos, y el precio por las mujeres era más alta que lo de los hombres. Los niños fueron exterminados junto con los adultos, pero a veces se exhibían en zoológicos.
A lo largo de unas décadas, más de 90% de los representantes de los selk’nam, yaganes, alacalufes, que históricamente habitaban los territorios del sur de lo que hoy es Chile y Argentina, y otros pueblos indígenas de la Patagonia fueron destruidos. Las tribus locales sobrevivieron principalmente de la caza y, con la llegada de los colonistas, comenzaron a cazar ganado agrícola, que los ganaderos valoraban más que la vida de los “salvajes”. Pocos descendientes de estas etnias indígenas principalmente de matrimonios mixtos viven en la región hoy. Ellos han perdido el idioma y la cultura original de sus antepasados.
Los selk’nam. Fuente: The Lost Tribes
of Tierra del Fuego
La trama de la película “Blanco en blanco” está construida en torno al fotógrafo Pedro, quien llegó a la isla de Tierra del Fuego para fotografiar la boda del imperioso terrateniente Sr. Porter. El señor Porter encarga al fotógrafo un retrato de su novia de catorce años, la señorita Sarah, cuya belleza hechiza tanto a Pedro que él, obsesionado con el deseo de plasmar la inocencia de la niña en la imagen, traspasa los límites permisibles, provocando el enfado de su mecenas. Incapaz de escapar de la isla, Pedro se convierte en testigo y cómplice involuntario del genocidio contra los Selk’nam indígenos por representantes de una sociedad “civilizada”, encabezada por el propio Sr. Porter, en el fondo de los paisajes plenas de belleza intacta y severidad increíble.
El prototipo del Sr. Porter fue Julio Popper, quien llegó a Argentina en 1885 durante la fiebre del oro. El oro en Tierra del Fuego atrajo a aventureros de todo tipo. Julio Popper lideró uno de grupos de buscadores de oro y se dirigió a la Isla Grande del archipiélago de Tierra del Fuego. Popper declaró el territorio donde se instalaron, la posesión de Argentina y, habiendo convencido a las estructuras del gobierno argentino ya los inversionistas privados para que financiaran su emprendimiento, abrió la “Compañía Anónima Lavaderos de Oro del Sur”. Debido a la resistencia de la población local, el desarrollo de las tierras de la Patagonia se llevó a cabo mediante una política de genocidio. Y Julio Popper se convirtió en uno de los conductores de esta política e incluso preparó un álbum sobre la expedición emprendida como regalo para el presidente argentino Miguel Juárez Celman. El álbum de 1887 se exhibe en el Museo del Fin del Mundo, Ushuaia, Argentina.
Julio Popper, colonizador de Tierra del Fuego. Foto del álbum de la expedición de Julio Popper. Fuente: https://www.flickr.com/
Théo Court, quien tiene la primera educación en el campo de la fotografía, utiliza hábilmente su experiencia previa en la película “Blanco en blanco”. Planes estáticos, narraciones meditativas, justamente determinadas por el contexto, estilización de los metrajes para fotografías de finales de los siglos XIX y XX: todo esto crea un lenguaje audiovisual único de cinematografía altamente artística, a través del cual el director habla sobre contradicciones raciales, culturales y de clase, plantea cuestiones de género que han estado en foco durante mucho tiempo. Sin embargo, Théo Court deliberadamente deja espacio para que el espectador dé una evaluación ética de lo que está sucediendo.
“La perversión yo creo que está más en la mirada que en la propia acción. Ahí es donde se construye en realidad la tensión.”
Théo Court
Según el autor, las escenas dedicadas a la fotografía de la señorita Sarah contienen referencias a los experimentos fotográficos de Lewis Carroll, en los que llama la atención el “paralelismo entre la perversión y el deseo de captar la última belleza inocente de una menor”. Es casi seguro que la escena de fotografiar de la joven novia del Sr. Porter hará que el espectador se sienta terriblemente incómodo. Este sentimiento de inquietud interna solo crece a medida que los eventos se desarrollan sin prisa, haciendo la audiencia se pregunte una y otra vez si la estetización deliberada puede justificar la violencia y la explotación.
Otro truco audaz del cineasta es utilizar silencio y luz al servicio de su idea, convirtiéndolos en los elementos más importantes de la composición para crear una tensión que no cede hasta el último plano. “Blanco en blanco” no es solo una metáfora, sino un recurso artístico. En fotografía y cinematografía, la elección del punto blanco predetermina la transformación de otros estímulos cromáticos. El blanco es el color más claro, que refleja y dispersa por completo todas las longitudes de onda visibles de la luz, pero el director logró hacerlo no solo tangible, sino denso, masivo y opresivo.
También hay que mencionar el trabajo de la cámara, que creó magníficas tomas de una ventisca y una caza nocturna a la luz de las antorchas. También vale la pena destacar la banda sonora original de la película, que aumenta el compromiso emocional y atiza los sentimientos constantes de ansiedad.
“Blanco en blanco” fue el segundo largometraje de Théo Court y ganó el premio a Mejor Director de la Sección Orizzonti en el Festival de Cine de Venecia y el premio de FIPRESCI en 2019. En 2010, el director hizo su debut con su primera película dramática – “Ocaso”.
En agosto de 2020, la película “Blanco en blanco” fue presentado en el Primer Festival Internacional de Cine Debut en Nueva Holanda en San Petersburgo y recibió el Premio del Jurado de la competencia principal.
El 10 de septiembre en Garage Screen tuvo lugar el estreno de Moscú de la película “Blanco en blanco” en español con subtítulos en ruso.
La película es el resultado de una coproducción entre España, Chile, Francia y Alemania.