En la tarde del 12 de noviembre, en ausencia de quórum parlamentario, Jeanine Áñez se declaró como la Presidenta Interina de Bolivia, apareció en el balcón del Palacio Quemado Presidencial con una Biblia en sus manos y anunció que “Dios está regresando al país, reemplazando a la Pachamama”. ¿Cuáles son los primeros pasos dados por el nuevo Jefe de Estado? ¿Qué hay que esperar del Gobierno de transición?
¿Quién tomó la presidencia en Bolivia? ¿Qué sabemos sobre Áñez? Jeanine Áñez Chávez es una política y abogada boliviana. Nació el 13 de agosto de 1967 en la provincia de San Joaquín del departamento de Beni. Jeanine Áñez se graduó de la escuela secundaria en 1984, y luego continuó sus estudios de derecho en gestión pública y social. En los años 90 Áñez trabajó como presentadora de televisión en el canal “Totalvision”, y también fue el miembro del Comité Ejecutivo Nacional del Movimiento Social Demócrata. De 2006 a 2008 Jeanine Áñez trabajó como parte de la Asamblea Constituyente en la redacción de una nueva Constitución.
En 2010, Áñez fue elegida como Senadora de la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia del partido el Plan Progreso para Bolivia – Convergencia Nacional (acrónimo: PPB-CN), en representación del departamento de Beni. Para el 2019, se convirtió en la segunda Vicepresidenta del Senado, como la representante de la “Unidad Demócrata” en la Cámara alta del Parlamento boliviano. Esta posición la convirtió en la sexta en la línea de presidencia.
Debido a las renuncias de los líderes del país, el 12 de noviembre de 2019 se proclamó la Presidenta Interina de Bolivia sobre la base de los Art. 169 y 170 de la Constitución Política del país vigente desde 2009. Ella dijo que su primera tarea sería lograr un quórum después de una serie de renuncias de los altos funcionarios del Estado, y luego convocar nuevas elecciones.
El día después de que Jeanine Áñez asumiera la presidencia de Bolivia, comenzó a formar un nuevo gabinete de ministros. Mediante el Decreto Presidencial No. 4077, inicialmente se nombraron 10 ministros, entre los cuales no había un solo partidario de la antigua plataforma política gobernante, “Movimiento al Socialismo” (MAS), y la mayoría de ellos habían estado anteriormente en las filas de senadores y diputados del Partido de Unidad Democrática de Áñez en la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia. En el momento del juramento, cada uno de ellos buscó enfatizar su deseo de cambiar a Bolivia para mejor y “devolver la democracia” al país.
En los próximos días, los primeros pasos del Gobierno de transición formado no tardaron en llegar. El 14 de noviembre, los partidarios de Jeanine Áñez intentaron quitar y quemar la bandera de los pueblos indígenas originarios, que fue aprobada por la Constitución Política de Bolivia – “wiphala”. Después de la adopción de la Constitución de 2009, el país latinoamericano no solo recibió un nuevo nombre: el Estado Plurinacional de Bolivia, sino que también aprobó tres banderas oficiales: el famoso tricolor, existente desde la fundación de la República en 1825, el lienzo “arcoíris” – “wiphala”, el signo distintivo histórico de los aymara, así como la bandera de la Fuerza Naval de Bolivia, que refleja la reclamación centenaria del país a la costa perdida durante la Segunda Guerra del Pacífico con Chile (1879-1882). Bajo el Gobierno de Evo Morales (Juan Evo Morales Ayma), las tres banderas eran los símbolos nacionales de Bolivia.
Después de que se anunció la lucha contra la “wiphala”, el electorado del partido “Movimiento al Socialismo”: asociaciones sindicales, representantes de pueblos indígenas originarios llegaron a la capital política de Bolivia, La Paz, amenazando con expulsar a Áñez del Palacio Presidencial. El Gobierno formado “pensó mejor” y decidió “no jugar” con la bandera “wiphala y los sentimientos frustrados de los partidarios del régimen gobernante anterior.
El 14 de noviembre, la Presidenta Interina de Bolivia, Jeanine Áñez, anunció que las nuevas autoridades reconocerían a Juan Guaidó (Juan Gerardo Guaidó Márquez) como el Jefe de Estado de Venezuela, y no al oficial Caracas – Nicolás Maduro (Nicolás Maduro Moros). Después de tal declaración, el 15 de noviembre, la Ministra de Relaciones Exteriores Karen Longaric (Karen Longaric Rodríguez) anunció el retiro del país de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), y unas horas más tarde la finalización de las relaciones diplomáticas con Venezuela. Además, Longaric confirmó oficialmente que aproximadamente el 80% de los diplomáticos designados por el ex presidente del país, Morales, fueron retirados de sus cargos, porque, según la Jefa de la Cancillería, ellos eran no tanto diplomáticos si no como agentes de influencia del ex líder.
Después de la renuncia de Evo Morales el 10 de noviembre y hasta el 25 de noviembre, Bolivia, especialmente su capital política, La Paz, “se hundió” en huelgas a gran escala. Miles de activistas se opusieron al Gobierno recién formado, exigieron la renuncia de Áñez y también trataron de llamar la atención internacional para respetar sus votos emitidos en las elecciones generales del 20 de octubre. Los marchistas bloquearon las carreteras que conducen a La Paz, lo que en estos días provocó interrupciones en el suministro de alimentos y gasolina a la ciudad.
Jeanine Áñez decidió reaccionar a los disturbios que habían comenzado con una medida muy radical. El 17 de noviembre, la Presidenta Interina de Bolivia emitió un decreto que exime a las Fuerzas Armadas de responsabilidad penal al restablecer el orden. En los días siguientes, tal decisión fue condenada por organizaciones internacionales y opositores políticos. El ex Presidente Evo Morales, mientras estaba en México, advirtió al Ejército que los estándares internacionales estaban por encima del Decreto del Gobierno Interino.
En respuesta al Decreto presidencial, el grado de tensión social aumentó instantáneamente. El 19 de noviembre, en enfrentamientos con la policía y el Ejército en la planta de “Senkata” en El Alto, que abastece la capital, según cifras oficiales, murieron 10 personas. Según los informes de los medios bolivianos, después de enviar un convoy de combustible a La Paz, los manifestantes intentaron recuperar el control de la planta de la compañía petrolera estatal “YPFB”. Usando dinamita, volaron la pared de la empresa, después de lo cual en el almacén de productos petroleros la policía empezó a disparar.
Dos semanas después de la entrada en vigor del Decreto presidencial muy controvertido, en medio de convulsiones sociales, enfrentamientos diarios entre los manifestantes y la policía, cerca de 30 muertos y más de 700 heridos, Jeanine Áñez decidió cancelar esta medida, y el 24 de noviembre, la Jefa de Estado Interina firmó una nueva Ley general de elecciones tan esperada. El plazo máximo para celebrar nuevas elecciones presidenciales en Bolivia será de 140 días después de la firma del documento por parte de la Presidenta, Jeanine Áñez: los diputados tardaran 20 días adicionales en las elecciones de los Vocales del Tribunal Supremo Electoral. Las elecciones deben celebrarse a más tardar en abril.
A su vez, el 22 de noviembre, con la asistencia del Enviado Personal del Secretario General de la ONU, se firmó un Acuerdo entre el Gobierno de transición, el partido “Movimiento al Socialismo” y la Conferencia Episcopal de Bolivia para superar la crisis actual. El principal llamamiento de este documento fue la celebración de elecciones generales justas, transparentes y libres con la participación de observadores internacionales.
Después de firmar el Acuerdo sobre el diálogo entre el Gobierno de transición y los partidarios del partido “MAS”, así como el decreto presidencial sobre la adopción del procedimiento de elecciones generales, Bolivia está volviendo gradualmente a su vida cotidiana. Sin embargo, varios observadores políticos creen que esto es solo una “pausa pacífica” antes de continuar la lucha política, porque los partidarios del partido del ex Presidente Morales no tienen la intención de rendirse y ya han anunciado que participarán en las elecciones y presentarán un candidato digno.