El 24 de julio, el Canciller ruso, Serguéi Lavrov, realizó una visita oficial a Cuba. Todos los principales medios internacionales notaron que este viaje fue un nuevo paso hacia el fortalecimiento dinámico de los lazos entre el Kremlin y la Isla de la Libertad. Por cierto, hace un mes, uno de los nuevos buques de guerra rusos, la fragata “Almirante Gorshkov”, visitó Cuba, y en el otoño, el Primer Ministro ruso, Dmitry Medvedev, visitará la capital cubana. ¿Cómo fue la reunión entre el Jefe del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia y sus colegas cubanos? ¿Cuáles son las posibilidades de que Rusia mantenga su presencia estratégica en la Isla de la Libertad?
Durante su visita a Cuba, Serguéi Lavrov se reunió con el líder del Partido Comunista del país latinoamericano, Raúl Castro (Raúl Modesto Castro Ruz) y el Jefe del Estado insular, Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez. Como señaló la representante oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, el objetivo del viaje era fortalecer el diálogo político entre los dos países, discutir la cooperación en varios campos, así como evaluar la implementación de los acuerdos alcanzados en noviembre del año pasado.
En ambas reuniones, representantes de los dos países expresaron su satisfacción con las “excelentes” relaciones entre Moscú y Cuba, y destacaron que los gobiernos de los dos Estados continúan manteniendo los “lazos amistosos” históricamente establecidos. Se discutió una amplia gama de temas en la agenda internacional, la principal de los cuales sigue siendo la crisis política en Venezuela y las relaciones de la Isla de la Libertad con la Casa Blanca. Serguéi Lavrov se centró en la participación conjunta de Rusia y Cuba en la situación en Venezuela, informando a los periodistas después de reunirse con su homólogo cubano Bruno Rodríguez (Bruno Rodríguez Parrilla) que La Habana y Moscú participan activamente en el trabajo de los actores externos en la creación de tales condiciones que permitirían a los propios venezolanos ponerse de acuerdo sobre cómo superar la situación actual. El canciller ruso enfatizó que ambos Estados están a favor de construir canales de comunicación que puedan estimular un diálogo directo entre el Gobierno y la oposición en Venezuela.
Además, desde el comienzo de la crisis venezolana (desde enero de 2019), Rusia y sus socios cubanos han estado siempre del lado del oficial Caracas, el régimen de Nicolás Maduro (Nicolás Maduro Moros), como dijo Bruno Rodríguez en una conferencia de prensa conjunta con Lavrov. El Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, en un comunicado, indicó que lo que concierne a la cooperación de Cuba con Venezuela, se mantendrá sin cambios. Rodríguez destacó la profunda solidaridad de La Habana con el Gobierno legítimo dirigido por el Presidente Maduro, con la alianza civil y militar, así como con el pueblo venezolano.
Durante una reunión con su colega Bruno Rodríguez, Lavrov expresó la posición de Moscú de que Rusia tiene la intención de apoyar firmemente a Cuba, al pueblo cubano, al liderazgo cubano, no solo política, no solo moralmente, no solo desarrollando la cooperación militar-técnica con Cuba, sino también promoviendo activamente comercio, proyectos económicos que harán que la economía de este país sea resistente a varios ataques externos. Además, el Ministro condenó la política de “imponer valores, apropiarse de recursos financieros y métodos neocoloniales” de la administración del Presidente Donald Trump (Donald John Trump) en relación con los países de la región latinoamericana.
La mención de “ataques externos” fue una pista muy directa: con la llegada de Donald Trump, la Casa Blanca cambió su rumbo hacia Cuba, que fue proclamado por su predecesor, Barack Obama, a radicalmente opuesto. En junio de este año, Washington suspendió a los ciudadanos de los Estados Unidos muchas oportunidades de viajes legales a la Isla de la Libertad, brindados hace varios años por la administración de Obama.
A su vez, el Departamento del Tesoro de los EE. UU. anunció que a los ciudadanos estadounidenses se les prohíbe viajar en grupo con fines educativos a Cuba y ir a la isla en cruceros, aviones privados y barcos, etc. La administración de Washington también impuso una prohibición a los empresarios estadounidenses de realizar transacciones con más de 200 empresas y organizaciones cubanas, que el Gobierno de Trump cree que están asociadas con las autoridades cubanas y los servicios especiales.
¿Tal rumbo de la política de la Casa Blanca hacia Cuba abre la oportunidad de que Rusia regrese a la Isla de la Libertad, y si es así, en qué condiciones y en qué estado? Esta pregunta ha sido señalada activamente por los principales analistas de la política mundial durante varios días.
Durante su visita, Lavrov destacó el fortalecimiento de las relaciones comerciales entre Moscú y La Habana, y recordó que la inversión de Rusia solo en la modernización de la red ferroviaria cubana ascendería a aproximadamente mil millones de euros. Además, indicó repetidamente no solo su intención de continuar apoyando al pueblo cubano, sino también desarrollar relaciones con todos los países de la región de América Latina y el Caribe.
El Presidente de la“Patria de Martí”, una organización con sede en Miami, un conocido politólogo, Julio M. Shiling, cree que Moscú y La Habana están conectados no solo por intereses en los ámbitos de la seguridad y la economía, sino también por el contenido de los regímenes ruso y cubano. Según él, considerando el contexto ideológico principal, cabe entender si el campo comunista se ha desintegrado o simplemente ha cambiado su apariencia. Según Schilling, el siguiente proceso tuvo lugar en varios países latinoamericanos: los partidarios de un estilo de gobierno autoritario llegaron al poder de forma democrática, sin embargo, más tarde establecieron un poder en el que los rasgos característicos de la democracia ya no existían. Esto se observa en varios países de la región: Nicaragua, Bolivia y, por supuesto, Venezuela, que fueron coordinados con el líder ideológico: Cuba. En la misma Isla de la Libertad, se permitió una relajación del régimen, aparecieron dólares estadounidenses, sin embargo, comenzaron a concluirse acuerdos con extranjeros, todo para que el Gobierno comunista pudiera mantener su posición.
Al comparar Rusia con Cuba, Julio Schilling cree que tal descripción del proceso de mantenimiento del poder es en parte adecuada para el Gobierno ruso. En su opinión, con Putin llegando al poder en Rusia a principios de la década de 2000, la democracia en su “forma pura” terminó. Según el politólogo, la democracia rusa no pudo fortalecerse, ya que solo existió durante una docena de años. Además, el régimen democrático en Rusia durante su formación no se ocupó de los crímenes de la era pasada, no hubo acto de justicia, restauración de la justicia en relación con las víctimas del régimen soviético. Según Schilling, no hubo una institucionalización real de los estándares democráticos, no pudieron arraigarse. Por lo tanto, este escenario recuerda mucho a lo que está sucediendo en los países latinoamericanos mencionados: está respaldado por la aparición de instituciones democráticas, cuando en realidad no funcionan completamente.
En resumen, cabe señalar que Cuba para Rusia sigue siendo un puente para mantener la presencia rusa en el hemisferio occidental. Por cierto, dicho puente también es muy valioso para la propia Cuba: después de todo, sus intereses e intenciones de Rusia para mantener el régimen de Maduro y la multipolaridad de su presencia regional coinciden. Además, Rusia tiene otros aliados en la región de América Latina. Moscú mantiene su presencia estratégica con su propaganda: el “Russia Today” en español ya es ofrecida por 327 canales de cable en toda América Latina. Las ventas de productos de defensa rusos a Venezuela, Bolivia y Nicaragua también es un puente con especialistas y asesores, la presencia rusa aumenta cada año.
Al final de su visita oficial, Serguéi Lavrov, junto con Raúl Castro, también asistió a la ceremonia de inauguración de la estatua de la República restaurada por expertos rusos en el Capitolio en Cuba, que se convirtió en la “guinda del pastel”, demostrando simbólicamente los fuertes lazos amistosos entre Moscú y La Habana.