Antes de su viaje a Moscú en los medios de comunicación cubanos, se apareció más de una vez la información de que el nuevo líder de la Isla de la Libertad enfatizó repetidamente las relaciones “excelentes” con un antiguo aliado socialista. El 1 de noviembre, Miguel Díaz-Canel se reunió con el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, con quien ya tuvo la oportunidad de hablar hace dos años cuando ocupó el cargo del Vicepresidente. Muchos analistas internacionales ya han señalado el alto grado de importancia de esta visita oficial a Moscú. De hecho, esta vez Diaz-Canel llegó a la capital rusa precisamente cuando las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos se encuentran en un estado de profunda crisis después de un alentador “deshielo” iniciado por el anterior Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, y apoyado abiertamente por el Kremlin.
Sin embargo, todos los esfuerzos de la administración de Obama fueron nivelados por Donald Trump, quien en junio de 2017 emitió una declaración más estricta sobre las políticas de Cuba, incluida la prohibición de cualquier relación con las fuerzas militares y de seguridad cubanas. Luego, el líder de la Casa Blanca incluso amenazó con suspender y prohibir los viajes de turistas estadounidenses a Cuba. Tales acciones de Trump fueron evaluadas de forma ambigua por el público estadounidense, muchos sintieron que con su retórica Washington solo estaba empujando la Isla de la Libertad hacia los lazos más estrechos con Rusia.
Por el momento, nadie puede convencer a la actual administración de los Estados Unidos de abandonar la retórica de confrontación en el campo de la política exterior. Por cierto, uno de los ejemplos ilustrativos de dicha política es la reciente decisión de Donald Trump de retirar los Estados Unidos del Tratado INF. Tales acciones del líder de la Casa Blanca acercaron el Kremlin a la Isla de la Libertad.
Los líderes se enfocaron en la “oposición especial al uso de tales medidas para cambiar Gobiernos legítimos, incluso a través del estrangulamiento económico o la desestabilización de la situación doméstica en los países”, que se dice en la Declaración sobre enfoques comunes en las relaciones internacionales. Como creen Putin y Díaz-Canel Bermúdez, las sanciones unilaterales, las acusaciones no verificadas y la negativa a cumplir con las obligaciones desestabilizan la situación e impiden el desarrollo normal de las naciones. Por lo tanto, tales medidas tienen un impacto negativo en “los sectores civiles de la economía, agravando los problemas sociales y humanitarios, siendo un instrumento de presión política”.
Durante la reunión, el líder ruso confirmó la solidaridad con el pueblo cubano en la lucha para levantar el bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra la Isla de la Libertad. A su vez, el Presidente del Consejo de Estado cubano condenó el uso de medidas coercitivas ilegales e injustas y de sanciones ilegales contra Rusia por parte de los Estados Unidos y otros países de la OTAN. Las partes también acogieron con satisfacción la adopción por la Asamblea General de las Naciones Unidas de la Resolución sobre la necesidad de poner fin al bloqueo de Cuba, que esta durando desde 1960.
Una de las iniciativas conjuntas de cooperación entre Moscú y La Habana es un gran proyecto en el sector energético. La parte rusa planea modernizar las redes de energía de Cuba, así como construir instalaciones de infraestructura de energía en la Isla de la Libertad, cuyo costo total será de más de 1.000 millones de euros. El 29 de octubre en el Foro de negocios “Rusia- América” Maxim Sergeyev, el Director de “Inter RAO Export” declaró sobre este proyecto.
Como destacaron varios investigadores internacionales, Cuba está interesada en la reanudación de la cooperación técnico-militar con Rusia. Después de todo, la Isla de la Libertad ha estado esperando por mucho tiempo el “regreso” de Rusia al escenario regional, el Estado latinoamericano necesita garantizar la seguridad y, en opinión de las autoridades cubanas, solo la parte rusa puede hacer esto. A la luz de la retirada de los Estados Unidos del Tratado INF, la cooperación entre Moscú y La Habana adquiere un significado especial. Ahora, esta intensificación de las relaciones entre los dos países puede considerarse una señal para Washington.