El 28 de octubre fue la segunda ronda tan esperada de las elecciones presidenciales en Brasil. Según los datos oficiales publicados por la Comisión Electoral Central de Brasil, el candidato de ultraderecha, Jair Bolsonaro (en portugués – Jair Messias Bolsonaro), contó con el apoyo del 55% de los votantes. Por su oponente, el candidato del “Partido Obrero” de la izquierda, Fernando Haddad (en portugués – Fernando Haddad) votó el 45% de los ciudadanos. ¿Por qué o a pesar de qué votaron los brasileños esta vez? ¿Qué espera al “gigante sudamericano” en los próximos años?
Muchos observadores políticos dicen con confianza que después de la victoria de Bolsonaro, estamos hablando de un giro de ultra derecha en Brasil. Como subrayan los expertos, lo que sucederá en este país aún no está claro.
Al día siguiente de las elecciones, el periódico conocido internacional “The Washington Post” señaló que Bolsonaro y Trump tienen mucho en común y resulta que en ambas partes de las Américas, los líderes tendrán opiniones similares. Por cierto, cabe recordar que hace diez años Bolsonaro era de la élite política. Muchos medios brasileños lo llamaron como un “rey del burlesque” o un simple “payaso”, que desde el 1 de enero del próximo año asumirá el cargo del Presidente de Brasil.
La calificación de Bolsonaro comenzó a subir bruscamente después de un intento de asesinato contra él durante la campaña electoral. También hay que recordar que la candidatura del político de ultraderecha fue apoyada activamente por los militares. Fue él quien participó en la campaña para aumentar los sueldos de los militares, por lo que incluso por poco tiempo fue enviado a prisión.
Hoy el equipo de la “LACRUS” decidió analizar en detalle los puntos principales del programa de nuevo líder del Estado más grande de América del Sur. Hay que comenzar con el hecho de que un militar retirado, que fue miembro del Parlamento nacional durante 30 años, llegó al poder, prometiendo “cambiar radicalmente el destino” del pueblo brasileño. A lo largo de su carrera política, Bolsonaro con mucha emoción trataba el período de la dictadura militar en la república (1964–1985), y sus declaraciones agudas y políticamente incorrectas contra las minorías provocaron una violenta ola de protestas. Sin embargo, el campo de partidarios de “Trump tropical”, como se suele llamar a Bolsonaro en la prensa latinoamericana, fue suficiente para garantizar la elección del político de ultraderecha al puesto estatal más alto.
Como lo demuestran numerosas encuestas de opinión pública, los ciudadanos votaron por él precisamente por los cambios prometidos. En primer lugar, esperan del nuevo Gobierno que sea capaz de corregir no solo el curso interno, sino también las pautas de política exterior. Inicialmente, la mayoría de los brasileños no apoyaron ni al candidato de la derecha, Bolsonaro, ni al candidato del campo de la izquierda, Fernando Haddad, pero al final tuvieron que decidir y, por lo tanto, decidieron apoyar al “mal menor”. Como señalan las publicaciones regionales e internacionales, la corrupción y la catástrofe económica son lo que se ha combinado para empujar a los brasileños “a los brazos” de un político de ultraderecha. En los últimos siete años ha habido una disminución lenta pero segura, la situación en la economía se volvía cada vez más difícil. Muchos financieros han señalado repetidamente que las compañías y las empresas industriales se declaran en bancarrota todos los días. Las empresas internacionales y las corporaciones transnacionales desconfiaron de iniciar un negocio en Brasil y se negaron a “ingresar” a este país latinoamericano. La mayoría de los que ya han trabajado en el territorio del Estado brasileño, decidieron abandonar el país, y todo porque el grado de incertidumbre sobre el futuro y la probabilidad de riesgo llegaron a ser demasiado alto.
El nuevo líder de Brasil está a favor de aprobar una ley sobre la libre adquisición y portación de armas, relevando a la policía de la responsabilidad por el abuso de poder durante las operaciones especiales, los recortes de impuestos y la privatización de los activos estatales. Fueron estos puntos de su programa electoral los que aseguraron su victoria en la carrera electoral. Como en muchos países de América Latina, eligiendo un nuevo Presidente, los votantes tradicionalmente prestan poca atención a las principales directrices de la política exterior. Por esta razón, hasta hace poco, Bolsonaro cubría de manera bastante concisa esta área de la política pública y parecía dejar espacio para suposiciones y otras especulaciones.
Sin embargo, todavía es necesario destacar los cuatro postulados principales de la política exterior. El primero es un acercamiento con Washington. Durante la carrera previa a las elecciones, el futuro líder de Brasil ha expresado repetidamente su simpatía por los Estados Unidos, personalmente por el Presidente Donald Trump, expresando su intención de acercarse a la Casa Blanca. Muchos expertos internacionales creen que tal acercamiento tendrá lugar.
En contraste con la orientación de la política exterior a los Estados Unidos, surge inmediatamente la cuestión de la participación de Brasil en el bloque de BRICS. Varios analistas políticos creen que es poco probable que el nuevo líder se niegue a trabajar en el marco de los BRICS, aunque todavía es difícil sugerir sus pasos específicos en política exterior. Sin embargo, en el contexto del acercamiento esperado con los Estados Unidos, la participación del país en esta asociación permitirá a Brasil preservar la libertad de maniobra política y el nivel de interacción con los actores globales de primer nivel.
Además, la posibilidad de que Brasil participe en una operación militar hipotética contra el Gobierno venezolano no se puede excluir completamente después de que el político de ultraderecha, Jair Bolsonaro, asumirá el cargo de Presidente del país más grande de América del Sur. Como subrayan los expertos brasileños, la invasión militar de Brasil a Venezuela es difícil de implementar, sería una estrategia absolutamente irracional y errónea. Sin embargo, esta perspectiva puede realizarse con respecto a las características del futuro Gobierno. Al mismo tiempo, no podemos excluir tal disposición, aunque solo sea porque el líder de los Estados Unidos, Donald Trump, ya ha anunciado tal probabilidad varias veces. Y si el Gobierno brasileño sigue a la Casa Blanca en todo, tal oportunidad es posible.
Otro punto interesante de la campaña electoral relacionada con las directrices de política exterior es la intención del nuevo líder brasileño de abandonar la ONU. Bolsonaro enfatizó repetidamente en sus declaraciones que si él se convierte en el Presidente, Brasil dejará la ONU. En su opinión, esta organización se ha superado a sí misma y que es un lugar donde se reúnen comunistas y personas que no tienen obligaciones con Sudamérica.
Hoy en día, es difícil sugerir los primeros pasos del Gobierno, que el 1 de enero será encabezado por Bolsonaro. Sin embargo, los opositores del nuevo líder carismático tienden a confiar en el potencial de la democracia y el sistema existente de controles y equilibrios, en el supuesto de que este balance de poder no le permitirá literalmente encarnar todas sus opiniones a menudo extremas.