El 1 de julio se realizaron elecciones, los más importantes en la historia moderna de México, según los politólogos. Esta vez, el país eligió un nuevo Presidente para los próximos seis años, 28 senadores y 500 diputados de la Cámara Baja del Parlamento, varios Gobernadores y Jefes de Municipalidades. De acuerdo los resultados del recuento de mesas electorales, con el resultado del 53.7% de los votos ganó el candidato de las fuerzas de “izquierda”, Andrés Manuel López Obrador. ¿Por qué la mayoría de los mexicanos vincula los resultados de estas elecciones con la esperanza de erradicar la pobreza, la corrupción y la injusticia en el país? ¿Y cómo cambiará el rumbo político de México en los próximos seis años?
Este año, las elecciones en México tuvieron lugar en un contexto de tensión social sin precedentes y extremadamente descontento de los ciudadanos por parte de las autoridades actuales. Al final de su mandato presidencial, el líder saliente del Estado, Enrique Peña Nieto, se volvió extremadamente impopular para su propio pueblo. Según las últimas encuestas de opinión, el apoyo con la tasa de aprobación del ex Presidente fue del 20%, aunque sólo hace un par de años, “posaba” en la portada de revista “Times” y representaba “esperanzas de México para un futuro más brillante”. Sin embargo, estas expectativas nunca fueron justificadas, y no fue posible erradicar los dos problemas más fundamentales de México: el crimen y la corrupción.
Hay que recurrir a hechos y cifras. Para 2018, México se acercó a un 25% más de homicidios que en 2011. La campaña electoral, a su vez, también estuvo acompañada por una violencia a gran escala y una serie de escándalos. De acuerdo con la oficina consultora conocida como “Etellekt”, que se dedica a las investigaciones de políticas públicas y se analiza los riesgos sociales, en este país latinoamericano desde principios de septiembre de 2017 al junio de 2018 fueron asesinados más de 100 políticos en este año, dentro de los cuales 44 candidatos para las elecciones generales.
El gobierno mexicano vincula el aumento en el número de muertes con la intensificación de los delitos de drogas y los cárteles, que es el otro problema “doloroso” del país. En 2017 en México cerca de 25 mil personas fueron asesinadas, que es la peor cifra en la historia del país. Al mismo tiempo, de este número solo el 7% del número total de delitos se investiga y su divulgación es inferior al 2%.
Otro indicador importante es el índice de corrupción a nivel estatal, que durante los últimos siete años (desde 2011) ha llevado a México del puesto número 100 a 135 (de 180). Es de destacar que cualquier turista puede aprovechar la oportunidad de ver los resultados de esta gran caída: por la capital, la ciudad de México, se está cursando una “tour de corrupción”, en que los guías locales cuentan a los viajeros sobre los lugares asociados con el soborno. Según cifras oficiales, alrededor del 80% de los mexicanos considera que la corrupción es el principal problema del Estado.
Con estos y otros problemas no resueltos, los bajos indicadores económicos en la región, México abordó las elecciones de un nuevo jefe del Estado. ¿Quién vino a reemplazar a Enrique Peña Nieto? El candidato de la coalición de las fuerzas de izquierda con el título simbólico “Juntos haremos historia”, Andrés Manuel López Obrador, ganó las elecciones presidenciales solo en el tercer intento. En 2006 y 2012, perdió la maratón electoral dos veces, sin embargo, mucho antes de las últimas elecciones, dijo que la tercera campaña sería victoriosa para él. A lo largo de su campaña electoral, hizo promesas de derrotar a la mafia y “sofocar” la corrupción hasta el final. Los opositores del triunfante lo comparan con el legendario Hugo Chávez, y los partidarios ya están esperando la pelea con Donald Trump.
Según analistas políticos, el triunfo de López Obrador significa un cambio radical en el rumbo político de México en 180 grados. Esta vez, se convirtió en el candidato de la coalición “Juntos haremos historia”, que incluye el partido “Morena”, el “Partido del Trabajo” y el partido “Reunión social”. En el futuro cercano, si el nuevo líder del país realmente planea llevar a cabo reformas serias, tendrá que ganar un voto mayoritario en el Congreso nacional.
Además del agudo problema de seguridad, el futuro de la “energía” no es menos importante. Gracias a la reforma energética que se lanzó en México en 2013, por primera vez después de casi 80 años de monopolio de la empresa estatal “Pemex”, se realizaron inversiones privadas y extranjeras en el sector energético. Como parte de esta reforma, el sistema nacional de energía (“Pemex” y “CFE”) pudo celebrar contratos con compañías privadas. Cabe señalar que entre los “jugadores” extranjeros que ya están trabajando con éxito en México, la empresa rusa PJSC “Lukoil” y la compaía “LetterOne” de la propiedad del empresario ruso, Mikhail Fridman, “DEA Deutsche Erdoel”.
Muchos analistas económicos temen seriamente la denegación de López Obrador a continuar con la reforma energética. Sin embargo, no será tan difícil para él lograr esto, porque la abolición de la reforma solo es posible a través del Parlamento, y si la mayoría constitucional no tendrá una mayoría constitucional en el cuerpo legislativo, aún se desconoce. Sin embargo, López Obrador después de su victoria declaró que se revisarán los contratos en el sector de la energía y si se encuentran violaciones con respecto a su conclusión, el Gobierno tiene la intención de solicitar al Congreso y los Tribunales.
Las directrices de la nueva política exterior de México plantean más preguntas. Hasta la fecha, López Obrador no ha hecho ningún comentario sobre los vectores de política exterior en detalle, sin embargo, ha enfatizado repetidamente que la política exterior se basará en una política interna fuerte. De acuerdo con varios investigadores políticos, el principal vector de la estrategia de política exterior seguirá siendo las relaciones con los Estados Unidos como el mayor socio comercial de México.
Sin embargo, lo más probable es que López Obrador diversifique sus relaciones con la política exterior y, por lo tanto, esté interesado en establecer relaciones con Rusia. Por el momento, la relación entre México y los Estados Unidos están pasando por momentos difíciles debido a la iniciativa del Presidente, Donald Trump, de revisar el Tratado de libre comercio (TLC) y la construcción del muro en la frontera con México. Durante su campaña electoral, López Obrador enfatizó que tenía la intención de buscar relaciones amistosas con los Estados Unidos, mientras protegía los intereses de los mexicanos en este país.
En la oficina del Presidente de México, López Obrador ingresará por seis años a partir del 1 de diciembre de 2018. Y mientras un nuevo líder mexicano en la prensa occidental se llama populista de izquierda, él mismo se posiciona a sí mismo como un protegido del pueblo. Después de todo, en total, Obrador logró obtener más de 30 millones de votos de 89.3 millones de votantes registrados. Casi “más de 17,5 millones de votos” superó al competidor más cercano, Anaya. En la última semana una gran atención internacional se centró en las pretensiones del triunfo de las elecciones en México, y, como demuestran numerosos estudios, casi cada ciudadano mexicano vincula la llegada al poder del representante de las fuerzas de “izquierda” con el comienzo de una nueva era en la historia moderna de México.