Tan esperadas elecciones presidenciales en Colombia se realizaron el 17 de junio en el contexto de una división pública. En la primera ronda, ganaron el conservador de “la derecha”, Iván Duque, y el candidato de las fuerzas de “izquierda”, Gustavo Petro. Colombianos esta vez votaron por elegir a un nuevo Presidente para el país, donde la sociedad se dividió debido a la tregua con los rebeldes de “FARC”, según el Acuerdo con las autoridades en 2016. Tal acuerdo sin precedentes puso fin a los 50 años de historia de la resistencia armada de las “FARC”. ¿Cómo cambiará la vida de los colombianos con la llegada de un nuevo líder? De hecho, como se demuestra por las encuestas de opinión recientes, el 42% de los colombianos temen que después de su llegada al poder Duque, junto con él va a volver y el ex Presidente Álvaro Uribe: Duque se convirtió en un candidato para las elecciones del partido “Centro Democrático”, que está encabezada por Uribe.
Antes de las elecciones presidenciales, a principios de junio, el índice de popularidad del ex Presidente, Juan Manuel Santos, cayó de más del 80% en 2010 a menos del 15%. Según se considera la élite política, el principal logro de su carrera como Presidente del Estado únicamente era la tregua “frágil” e incierta con las “FARC”, cuyo éxito depende aún en el resultado final.
El enfrentamiento armado brutal, que duró más de 50 años, se cobró la vida de más de un cuarto de millón de personas, familias divididas, y millones de colombianos se han visto obligados a abandonar sus hogares y lugares de origen.
El ex Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dejó a su seguidor no el mejor legado. Hasta la fecha, la paz en el país sigue siendo un tema clave, dado el pasado “sangriento” de Colombia. Sin embargo, esta vez la campaña electoral se llenó de una abundancia de debates sobre otros temas “pendientes” que no son menos importantes para los colombianos.
Los temas principales de la agenda estatal son todavía: seguridad, salud, educación, economía y asuntos ambientales. La mayoría de los colombianos, como muestran muchas encuestas, están preocupados por la desigualdad y la corrupción en la política, que parecen ser un terreno fértil para un conflicto civil, necesita una solución oportuna.
Durante la campaña electoral todos los candidatos han prometido, en primer lugar, luchar contra la corrupción, a pesar de numerosas declaraciones de los partidarios de los diferentes espectros políticos que sean, poco probable, capaces de convencer a los votantes que tienen la intención de luchar en serio contra la corrupción, cumpliendo sus promesas. Después de todo, como demuestra claramente el pasado político de Colombia, una posición firme en la retórica no significa una posición difícil después de las elecciones.
Es necesario ver a los principales “héroes” de la maratón electoral. Uno de favoritos de las elecciones fue un partidario del ex líder venezolano, Hugo Chávez, ex partisano y ex alcalde de Bogotá, Gustavo Petro. Durante todos los debates, fue el principal crítico de la élite conservadora colombiana. Por cierto, fue Petro, un ex miembro del grupo rebelde “M-19”, que fue el único candidato del campo de “izquierda”, que llegó a la segunda ronda. Como “recibiendo” la inspiración en la tradición de combatientes latinoamericanos contra el imperialismo, Gustavo Petro en el programa defendió la expropiación de latifundios y la transición de la economía dependiente del petróleo a exportar aguacates.
Los siguientes tres candidatos no pudieron ingresar a los líderes después de la primera ronda de votación. Uno de ellos era el ex Alcalde de Medellín y el Gobernador del Estado, Sergio Fajardo, de la coalición de centroizquierda de Colombia. Conocido profesor de la Universidad, Fajardo, fue considerado como un candidato moderado durante todo el debate.
Otro candidato de esta “tríada” fue el ex Vicepresidente de Colombia durante el período de liderazgo de Juan Manuel Santos (2014 – 2017), Germán Vargas Lleras. A pesar de todos sus intentos de distanciarse del líder impopular del país, el apoyo a Lleras por la población durante la campaña presidencial ha disminuido constantemente.
Y, finalmente, otro participante en la primera ronda de votación, Humberto de La Calle, que negoció con las “FARC” del nombre del Gobierno, llevándolos a un acuerdo de paz, cuyo ardiente defensor se ha mantenido desde entonces. Sin embargo, la campaña electoral no le dio resultados tangibles y la calificación de apoyo de este político de 72 años se mantuvo dentro del 5% durante todo el debate.
En los últimos dos meses, Iván Duque, del partido del “Centro Democrático”, que en ese momento contaba con el apoyo del 35 al 41% de los ciudadanos, era el principal favorito de las urnas. Sus seguidores siguen “a la vanguardia” del ex Presidente colombiano, Álvaro Uribe, el principal crítico del acuerdo de paz con las “FARC”.
Duque busca que se revisen las condiciones del Acuerdo con las “FARC”: después de todo, muchos en Colombia creen que apoya demasiado a los ex rebeldes. Gustavo Petro y otros tres candidatos, por el contrario, manifestaron en sus programas sobre la intención de cumplir con el Acuerdo con las “FARC”.
Como resultado de la segunda ronda de votación, celebrada el 17 de junio, a pesar de los debates brutales, el ganador fue favorito permanente de toda la campaña electoral: Iván Duque. De acuerdo con el Consejo Nacional Electoral de Colombia, después de contar el 99,8% de los votos Duque anotó más de 10,3 millones de votos (53,97%), y su oponente, Gustavo Petro, ha recibido un poco más de 8 millones de votos (41,81%).
Cabe señalar que el nuevo Presidente de Colombia, Duque, de 41 años, se convirtió en el candidato más joven para la “presidencia”. Fue el Senador y autor de varios proyectos de leyes sobre la extensión de la licencia de maternidad, la instalación de desfibriladores en instituciones estatales y otras iniciativas importantes.
El destino del Acuerdo de paz, que las autoridades de la República concluyeron con los rebeldes, ahora depende del nuevo Presidente de Colombia. Iván Duque, del partido “Centro Democrático”, se destaca en las posiciones del frente ideológico de extrema derecha. A su vez, cuenta con el apoyo de partidos cristianos, fanáticos religiosos a sus puntos programáticos y una serie de declaraciones sobre la “reforma” del proceso de paz en realidad significa su abolición y no su posterior implementación. Hasta la fecha, el problema no es que las “FARC” tomarán las armas nuevamente. Sin embargo, las facciones insurgentes también pueden desarrollarse rápidamente, y los comandantes de las “FARC” volverán a estar “en línea” nuevamente. Y luego, un gran problema para el país puede ser que Colombia estará condenada a vivir bajo la nueva embestida de violencia. Cómo Duque podrá “equilibrar” la solución del conflicto de medio siglo e impedir la repetición de la página “sangrienta” de la historia de Colombia en los próximos meses. Mientras tanto, debe restaurar la fe del pueblo colombiano en la observancia de los principales postulados estatales: igualdad, justicia y paz.