El miércoles, el 21 de febrero, nuevamente, como en el año 2016, esta vez se convirtió en una fecha “roja” en el calendario del Estado Plurinacional de Bolivia. En este día, siguiendo instrucciones del Gobierno de Bolivia, en las calles de La Paz y de Santa Cruz de la Sierra había la policía, el número total de más de 10 mil personas que se suponía era para evitar choques entre opositores y partidarios del Presidente, Evo Morales.
Las protestas vinculadas con el aniversario del referéndum sobre la posibilidad de nominar a Morales para el cuarto mandato como el Presidente en las elecciones de 2019, lo que llevó a cabo el 21 de febrero de 2016. Entonces la mayoría de la población del país no apoyó a la iniciativa del Presidente, alrededor del 51.3% votó en contra. Antes de este referéndum, cabe señalar que en varios de los países latinoamericanos: Argentina, Uruguay, Brasil y Venezuela – en los países que en los últimos años, gracias a sus Presidentes, se asociaron con la orientación política de izquierda, pero las últimas elecciones – presidenciales o parlamentarias – han demostrado que la gente está harta de las promesas de justicia social y democracia, que terminaron en tensiones financieras y sociales. Evo Morales se destacó en el contexto por su absoluto apoyo de la población: en noviembre de 2014 en las últimas elecciones, él ganó de manera convincente en la primera vuelta con el 61% de los votos.
Después del referéndum del febrero de 2016, los eventos se desarrollaron rápidamente: Morales intentó eliminar la restricción de que el Presidente podría ser elegido solo por dos períodos. Esta restricción se introdujo en la época de Morales, que fue elegido por primera vez como jefe del Estado en 2005. Pero después de la aprobación de la nueva Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia, por el Tribunal, el primer período no fue contado, y después de eso, fue elegido como el Presidente dos veces más (en 2009 y en 2014).
En el año 2018, Bolivia llegó a una situación política difícil: los partidarios de Evo Morales exigieron un segundo referéndum y justifican la pérdida en 2016 de que la oposición fue capaz de “profanar” la imagen del Presidente del pueblo. A continuación, los defensores del partido gobernante “Movimiento al Socialismo” como consideran que la oposición podría “lanzar” una serie de escándalos, el más importante de los cuales estaba relacionado con las acusaciones de su ex amante, Gabriela Zapata, que dijo un par de semanas antes del referéndum sobre una historia de amor con Morales, así como tienen un hijo común. Según ella, el niño murió, pero el hecho de que el Presidente mintiera sobre la existencia del niño y no reconociera la paternidad, desanimó a la población.
La imagen general fue complementada por las “riquezas incalculables” de la ex amante, así como por su alto cargo ocupado en una gran corporación chino-boliviana. En febrero de 2016, la “telenovela” boliviana permitió a la oposición lograr su victoria e hizo a un lado la perspectiva de la reelección de Evo Morales en 2019.
Sin embargo, el referéndum en 2016 hizo el “Movimiento al Socialismo” pensar en otros posibles instrumentos de influencia política con el fin de permitir que Evo Morales vuelve a poner adelante su candidatura para las próximas elecciones presidenciales. Dicha herramienta se ha convertido en el Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia, que a principios de diciembre de 2017 permitió a Evo Morales participar a las elecciones presidenciales de nuevo por el periodo que se desee. En noviembre y diciembre de 2017 las ciudades de Cochabamba y La Paz han pasado grandes marchas en apoyo a la reelección de Morales, a las que asistieron cientos de miles de seguidores del partido de Gobierno “Movimiento al Socialismo”.
Sin embargo, el comienzo de 2018 estuvo marcado por una serie de huelgas importantes organizadas por la oposición. A principios de febrero, en el departamento de La Paz, pasaron protestas de los agricultores que cultivan coca, que se llaman “cocaleros” en Bolivia. No están contentos con la decisión del Gobierno, aprobada en noviembre de 2017, de controlar la implementación incuestionable de la Ley de 2016 sobre la limitación de las zonas de cultivo de la planta. La nueva Ley sobre la coca, aprobada en la primavera de 2016, reconoce la coca como patrimonio cultural del país y aumenta el área de plantación legal a partir de 12 mil a 22 mil hectáreas, que, como se consideran los “cocaleros”, no es suficiente. Los granjeros continúan protestando por segunda semana consecutiva. Según fuentes oficiales, “agricultores enojados” arrojan piedras y petardos a la policía. La policía respondió usando gases lacrimógenos y también detuvo a unas ciento cincuenta personas. La coca es una planta que tradicionalmente es cultivada por agricultores cocaleros bolivianos. La planta se usa en medicina tradicional y ritos espirituales de la población indígena. También de la coca a través del procesamiento químico se obtiene cocaína, que es una de las drogas más populares en el mundo. Cabe señalar que al inicio de la carrera política de Evo Morales, los cocaleros estaban proporcionado un apoyo importante para su nominación a la presidencia en 2005. Morales, el mismo antes recogía las hojas de coca y todavía está encabezando uno de los sindicatos de campesinos cocaleros.
La huelga más grande del 21 de febrero de 2018 volvió a dividir la sociedad boliviana en dos campos. Simbólicamente, en el segundo aniversario del referéndum “fallido” para el partido gobernante “Movimiento al Socialismo”, los oponentes de Morales decidieron salir a las calles, bloqueando carreteras y demostrando al Gobierno su posición cívica. Cada vez más, en varios medios de comunicación bolivianos “están estallando” debates feroces sobre el curso del proceso político estatal. Los temas principales de los debates son: el lugar y el papel de la democracia en el sistema político contemporáneo del país; la continuación o la terminación del proceso de cambio proclamado por Morales; así como cansancio y cierta frustración con el régimen de izquierda, en el que Bolivia “dio un paso atrás” a principios de la década de 2000.
Si Evo Morales, a pesar de los enfrentamientos con la oposición, entonces podrá presentar su candidatura para las elecciones presidenciales en noviembre de 2019, él podrá seguir en el poder al menos hasta el año 2025, podría celebrar su 19 aniversario como el Presidente. Sin embargo, en este momento cada vez más representantes de la inteligencia y expertos bolivianos están pensando en cómo puede ser Bolivia sin el legendario Evo. ¿Se trazará la línea bajo el largo retorno de las ideas izquierdistas a América Latina?
A su vez, el partido gobernante “Movimiento al Socialismo” siente bastante fuerte, ya que cree que la Bolivia moderna no es posible sin Evo. Ahora Morales tiene que tomar una seria decisión – aceptar la derrota y permanecer en la historia del país como uno de los pocos Presidentes que estuvieron de acuerdo con la voluntad del pueblo, o “cerrar sus ojos” a las maquinaciones de la oposición y, por todos los medios, tratar de permanecer en el poder, guardando los grandes dogmas del campo de la izquierda de sus mentores, Fidel Castro y Hugo Chávez.